Componer no es una distracción
¿Cuántos de nosotros hemos encontrado resistencia en nuestras primeras incursiones en la creación de nuestra propia música? Hace poco participé en una discusión previa a un concierto durante la cual surgió el tema de cómo los que estábamos en el panel comenzamos a componer. A medida que cada participante describía cómo sólo después de años de entrenamiento instrumental él o ella intentaba siquiera componer, comencé a sentirme un poco extraño, ya que no recuerdo un momento en el que yo fuera no Composición. Desde el comienzo de mi vida musical, me animaron a componer mis propias canciones. De hecho, esa era la forma principal en que mi madre me vigilaba en la iglesia: me hacía elegir las notas graves del piano para tocarlas junto con sus armonías de las melodías gospel que acompañaba en los servicios.
No es el caso de muchos músicos. De hecho, he escuchado innumerables historias de intérpretes a quienes sus profesores de instrumento les desanimaban cuando improvisaban o componían, ya que les quitaba un tiempo valioso para practicar y era una “distracción”. A mí me parece una locura. ¿Qué mejor manera de aprender a tocar un instrumento que explorarlo con la propia música, en lugar de confiar únicamente en las interpretaciones de otros sobre lo que ese instrumento debería y puede hacer?
En mi propio estudio de enseñanza, me esfuerzo por que cada estudiante explore la composición por sí mismo, ya que he descubierto que es una herramienta de aprendizaje invaluable en áreas de entrenamiento auditivo, técnica y teoría, por nombrar algunas. ¿Qué mejor manera de aprender a leer música que tener que transcribir algo propio? ¿Qué mejor manera de poner a prueba tus habilidades que inventar una pieza usando un truco determinado en tu instrumento? En cuanto al desarrollo del oído de un estudiante, les prometo que los estudiantes pueden crecer a pasos agigantados cuando se les plantea el desafío de escuchar a alguien tocar notas incorrectas en su pedazo.
Por cierto, un profesor no necesita componer para ayudar a un alumno a componer. Basta con animarlo y darle un poco de orientación, ya que en este caso es de gran ayuda. Asimismo, la composición puede formar parte de un plan de clase incluso para clases de música elementales generales en las que la formación instrumental no forma parte del plan de estudios.
Joan Tower, que además de compositora es una pianista muy talentosa, cree firmemente que cada Los intérpretes deberían intentar componer. No podría estar más de acuerdo. No solo les ayudará a adquirir habilidades, sino que también les ayudará a sentirse conectados tanto con su instrumento como con la música que aprenden. En el proceso, les ayudará a abrirse más y a interesarse por otra música creada por compositores vivos como nosotros. ¿Y no es eso lo que estamos intentando hacer?